En nuestras entradas anteriores hemos puesto el punto de mira de nuestro análisis sobre los riesgos inherentes al desarrollo de una sobreprotección excesiva sobre el niño dentro de su entorno familiar.
Una vez que este aspecto ha quedado aclarado, dejando constancia de los considerables efectos negativos de este comportamiento paternofilial sobre el desarrollo evolutivo del menor, hoy queremos exponer cuáles son las actuaciones más adecuadas para evitar el desarrollo de este fenómeno.
En este sentido, será más que recomendable que, una vez que el niño alcanza los tres o cuatro años de edad, se comiencen a desarrollar una serie de pautas asociadas al desarrollo autónomo de sus propias capacidades y habilidades personales, las cuales pasamos a comentar a continuación:
- Concienciar al entorno familiar sobre la necesidad de establecer una serie de límites en lo que respecta al exceso de atención y protección del niño, permitiendo que se equivoque dentro de un entorno controlado, en el que tiene la posibilidad de aprender de sus errores de una forma constructiva.
- Fomentar, tanto en el ámbito familiar como en el ámbito educativo, aquellas actitudes y comportamientos en el menor basados en el desarrollo de su autosuficiencia y autonomía, mediante la generación de un escenario de apoyo a sus decisiones que contribuya a incrementar su confianza y seguridad.
- Concienciar a los progenitores y al círculo cercano del niño para que le permitan el tiempo suficiente para que realice las tareas encomendadas a su propio ritmo, ya que uno de los principales orígenes de la sobreprotección estriba en la realización de tareas propias del menor bajo el pretexto de que así ahorramos tiempo.
- Establecer los medios necesarios para el desarrollo de relaciones sociales entre niños de una edad similar, con objeto de que puedan divertirse y jugar, aprendiendo los unos de los otros a través de elementos tan propios del ser humano como la observación o la imitación. En este sentido tampoco es positivo obligar al niño a que interactúe con otros niños, sino que habrá que dejarle el tiempo suficiente para que sea él mismo el que lo decida con total libertad.