Tanto la educación como las formas de trabajo en el aula se encuentran cada vez más lejos de las técnicas tradicionales. Nuevas teorías y líneas cognitivas, como el constructivismo, han despojado el rol de docente de su arraigado papel principal para concentrar el proceso de enseñanza aprendizaje en su verdadero protagonista: el alumnado. Las escuelas del siglo XXI llevan introduciendo y continuarán haciéndolo, avances pedagógicos para personalizar los contextos de aprendizaje a través de diferentes métodos didácticos.
Nos centraremos en el aprendizaje cooperativo como un recurso que responde a las demandas de una educación inclusiva e integral.
El Aprendizaje Cooperativo (AC) es una metodología de trabajo centrada en el proceso de enseñanza/aprendizaje que surgió en los años setenta y ha evolucionado y perfeccionado su aplicación práctica hasta nuestros días.
Este método pedagógico defiende el “aprender juntos” como medio para adquirir conocimientos y promover el éxito y rendimiento académico. El grupo-clase representa el contexto social y natural en todo su esplendor, ejerciendo un modelo de comportamiento y relaciones que se interiorizan y tienden a imitarse, para después ser extrapoladas a otros ambientes cercanos: la familia, el grupo de amigos, etc. El grupo, como poseedor de un amplio y variado espectro de recursos, transmitirá enseñanzas y conocimientos a través de interacciones continuas entre los alumnos que componen el espacio de trabajo cooperativo en el aula.
No obstante, organizar al alumnado para trabajarlo no es arbitrario y tampoco se puede improvisar, será necesario tener presente una organización y procedimientos concretos.
A continuación, se presentan los principios del aprendizaje cooperativo:
¡Todos para uno y uno para todos! Muy simple pero acertada, dicha frase representa el principio de interdependencia positiva que se siente en un grupo cooperativo. Dicho de otro modo, los integrantes perciben las interacciones de forma bidireccional y conectada tomando conciencia de que, la forma de actuar de cada uno de ellos afectará decisivamente en el grupo completo. Por ejemplo, la forma de operar podrá beneficiar al grupo y completar con éxito una tarea, pero también podrá perjudicar el desempeño de los demás integrantes.
¿Cómo fomentarla? La interdependencia positiva se mejora estructurando de forma diferenciada pero conectada los ejercicios a realizar, con la finalidad de que ningún alumno pueda completarla sin la colaboración adecuada de todos. Como puedes observar, también es una gran herramienta de integración e inclusión.
Se podrán utilizar varias modalidades: Interdependencia de objetivos previstos, Interdependencia de materiales, Interdependencia de recompensa, Interdependencia de tarea, etc.
Este tipo de relación consiste en alentarse entre sí de forma positiva con la posibilidad física de interaccionar directamente. En concordancia con este principio se recomienda la formación de grupos compuestos por no más de 4-5 alumnos donde sea natural y sencillo comunicarse cara a cara.
¿Cómo fomentarlo? La confianza, la tranquilidad y el respeto son valores necesarios para llevar a cabo este trabajo individual y también común.
Muy vinculado al principio anterior de interdependencia positiva es el principio de la responsabilidad individual y de grupo y muy probablemente la consecución de uno implicaría también el alcance de ambos principios.
¿Cómo fomentarlo? Será necesario hacer responsable al grupo, como grupo, de las operaciones individuales de cada uno de sus integrantes. A través de supervisión, de evaluaciones y retroalimentación, etc.
Las interacciones en grupo, sean del tipo que sean, requieren de una predisposición y empleo de habilidades sociales para relacionarse de forma adecuada. En el aprendizaje cooperativo los alumnos han de poner en práctica habilidades de comunicación asertiva, habilidades para debatir y consensuar, etc.
¿Cómo fomentarlas? Será necesario trabajar previamente con el alumnado competencias sociales y conversacionales que les permitan saber desenvolverse y gestionar el grupo, como igualmente toma de decisiones y resolución de los conflictos.
La evaluación se considera como un elemento inherente a la actividad realizada, esto quiere decir que los miembros del equipo han de valorar su trabajo de forma constante y aprender de esta valoración. El proceso de evaluación fundamenta, además, el proceso de toma de decisiones y ajuste, como también la reestructuración del trabajo.
¿Cómo fomentarlo? Al ser una reflexión individual y grupal se ha de fomentar dicha competencia para incrementar la motivación hacia el logro, a través de actividades de valoración y autoevaluación sencillas que progresivamente se vayan interiorizando.
Las experiencias educativas avalan los numerosos beneficios y ventajas del aprendizaje cooperativo, de entre ellas podemos destacar las siguientes:
-Fomento del proceso de enseñanza/aprendizaje traduciéndose en la mejora del rendimiento académico
-Mejora de la motivación individual y grupal
-Mejora las habilidades sociales y la competencia social del alumnado
-Adquisición y promoción de valores grupales
-Mejora la integración e inclusión del alumnado
-Fomenta un clima positivo en el aula y cohesiona el grupo
En función de los niveles educativos disponemos de múltiples opciones de aprendizaje cooperativo en ejemplos prácticos.
El desarrollo evolutivo en la etapa de infantil se encuentra caracterizado con un enfoque globalizador que inunda el currículo. En otras palabras, los aprendizajes se fundamentan principalmente en el juego para conocer y explorar el entorno.
Esta etapa puede empezar a introducir elementos y estructuras cooperativas que fomenten la participación equitativa y las dinámicas interpersonales, especialmente en el segundo ciclo de infantil: juegos basados en la interacción social, elementos lúdicos que impliquen la comunicación, actividades diferenciadas pero engranadas, toma de conciencia de grupo, etc.
Como elemento transversal las habilidades sociales se trabajarán en ambas etapas aludiendo al nivel de desarrollo y exigencia de cada una de ellas. En la etapa de primaria el objetivo persigue perfeccionar las premisas que habían comenzado a trabajarse en la etapa de educación infantil: incrementar la complejidad de las dinámicas interpersonales, enlazando los esfuerzos individuales desde una línea grupal, potenciando la interdependencia positiva, etc. Para llevar a cabo las técnicas de aprendizaje cooperativo se utilizarán grupos mixtos y heterogéneos que podrán ser fijos o rotar, siendo la rotación un factor que fomenta la cohesión y atención a la diversidad.
Para aplicar las premisas del aprendizaje cooperativo en secundaria se podrán utilizar métodos basados en la gamificación, aprendizaje basado en proyectos, aprendizajes significativos y grupos interactivos, entre otros.
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