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Continuando con nuestro repaso a los pilares esenciales sobre los que deben asentarse las bases de la innovación educativa, asociados a la constante adaptación de los contenidos curriculares a nuestra realidad social actual, hoy vamos a detenernos en la necesaria incorporación al ámbito educativo de aquellas medidas que contribuyan a la integración definitiva de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación en nuestras aulas.
Desde hace ya unos años, y cada vez con más fuerza, la web 2.0 y las Nuevas Tecnologías han pasado a ser un elemento indispensable en, prácticamente, todos los ámbitos de nuestra vida, desde las tareas relacionadas con nuestro ámbito laboral a otras actuaciones rutinarias de nuestra vida cotidiana, como conducir, comunicarnos con nuestros seres queridos o leer la prensa.
Por ello, es esencial que abandonemos los viejos clichés educativos, diseñados para un escenario social que ya no existe, e integremos, de una forma decidida, las Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs) en el diseño y desarrollo de nuestros planes educativos, desde las primeras etapas de la escolarización.
En la actualidad, el reto educativo no puede reducirse a facilitar la adquisición de competencias tecnológicas en el alumnado, sino que se deberá enfocar en el desarrollo de una educación proactiva que integre dentro del propio sistema la competencia digital, convirtiendo a los niños y niñas de hoy en los agentes activos de todos aquellos cambios que puedan producirse en un futuro cercano en el ámbito tecnológico.
Además, será fundamental para la consecución de unos planes educativos de calidad, que puedan adaptarse a las necesidades específicas de cada alumno o alumna, como vimos en nuestro artículo anterior, aprovechando las potencialidades que nos ofrecen las Nuevas Tecnologías, en aspectos tan interesantes como los Entornos Personales de Aprendizaje o las aplicaciones informáticas basadas en simulaciones o realidad aumentada.
