La Atención Temprana es un conjunto de acciones que buscan dar respuesta lo más pronto posible a las necesidades transitorias o permanentes de niños y niñas de 0 a 6 años con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos. La Atención Temprana se convierte en una pieza clave para favorecer el desarrollo integral de los pequeños.
La Atención Temprana se puede definir como el conjunto de intervenciones dirigidas a la población infantil de 0 a 6 años, a la familia y al entorno, que tienen por objetivo dar respuesta lo antes posible a las necesidades transitorias o permanentes que presentan los niños y niñas con trastornos en su desarrollo o que tienen el riesgo de padecerlos.
Estas intervenciones, que deben considerar la globalidad del niño o niña, han de ser planificadas por un equipo de profesionales de orientación interdisciplinar o transdisciplinar.
Los objetivos principales de la Atención Temprana son:
La importancia de la Atención Temprana radica en su papel esencial para el desarrollo infantil, especialmente en los primeros años de vida. Entre los 0 y los 6 años es cuando se establecen gran parte de las estructuras cerebrales que servirán de base para todo el posterior desarrollo cognitivo, social y afectivo.
La intervención temprana tiene como objetivo incidir sobre esas estructuras cerebrales en formación para, en la medida de lo posible, normalizarlas mediante la estimulación adecuada. De esta forma, se trata de potenciar el desarrollo integral del niño o niña y mejorar su calidad de vida, así como la de su familia.
Una de las claves de la Atención Temprana está en la precocidad de la intervención, es decir, en detectar y tratar los posibles trastornos, retrasos o discapacidades lo más pronto posible. Cuanto más temprana sea la intervención, mayores serán las posibilidades de éxito.
Los beneficios de la Atención Temprana son múltiples tanto para los propios niños y niñas como para sus familias y el conjunto de la sociedad.
La Atención Temprana en los primeros años de vida genera importantes beneficios a corto y largo plazo. Los principales son:
Uno de los pilares de la Atención Temprana es la detección precoz de cualquier trastorno, déficit o retraso en el desarrollo infantil. Cuanto antes se detecten posibles problemas, antes se podrá intervenir para tratarlos.
Los primeros años de vida son clave para establecer un diagnóstico funcional que detecte la presencia de un desorden en el neurodesarrollo o el riesgo de padecerlo. Esto permitirá planificar una intervención temprana adecuada a cada caso.
La Atención Temprana busca incidir sobre todas aquellas áreas del desarrollo infantil que se puedan ver afectadas en el caso de niños y niñas que presentan algún tipo de trastorno o discapacidad.
Mediante diferentes técnicas de estimulación temprana, terapias especializadas y seguimiento continuo se pretende potenciar al máximo sus capacidades en el ámbito motor, cognitivo, comunicativo y socioafectivo.
Uno de los objetivos fundamentales de la Atención Temprana es lograr el mayor grado de autonomía e independencia posible para cada niño o niña en su vida futura. También se busca favorecer al máximo su integración familiar, educativa y social.
Cuanto más temprana sea la detección de un problema y el inicio de la intervención, mayores serán las posibilidades de mejorar la autonomía del pequeño y lograr una plena inclusión social.
La Atención Temprana también juega un papel fundamental en la prevención primaria. Mediante una adecuada y temprana estimulación en niños con altos factores de riesgo biológico se pueden prevenir la aparición de ciertos déficits o discapacidades.
Además, en aquellos casos en los que ya existe un déficit establecido, la Atención Temprana busca compensar y minimizar las posibles deficiencias secundarias, mejorando el pronóstico funcional a medio y largo plazo.
La Atención Temprana es una disciplina que persigue la estimulación global del niño o niña tratando de incidir en todas las áreas necesarias para lograr un desarrollo pleno de sus capacidades. Las principales áreas son:
Mediante programas de fisioterapia y terapia ocupacional se trabaja para normalizar en la medida de lo posible el desarrollo motor de los niños y niñas que presenten algún tipo de déficit, facilitando la adquisición de las habilidades motrices acordes a su edad.
Se incide en aspectos como el control postural y cefálico, sedestación y bipedestación, motricidad gruesa y fina, coordinación sensoriomotriz, control y precisión de movimientos o deambulación autónoma.
A través de programas específicos y de la orientación psicopedagógica a la familia, se potencia el desarrollo de funciones cognitivas como la atención, percepción, memoria o razonamiento.
También se trabaja para mejorar aspectos como la capacidad de resolución de problemas, velocidad de procesamiento o funciones ejecutivas de organización, planificación y toma de decisiones.
Mediante programas de logopedia específicos para cada trastorno, se busca mejorar al máximo las habilidades comunicativas y del lenguaje de cada niño o niña, tanto a nivel comprensivo como expresivo, potenciando la adquisición del lenguaje oral o alternativos aumentativos como los sistemas de comunicación con apoyo de signos o pictogramas.
El área socioafectiva es clave para un correcto desarrollo integral. Mediante intervención y orientación psicológica y programas específicos centrados en las relaciones y el juego, se promueve el desarrollo socioemocional, las habilidades de interacción social, las conductas de vinculación y apego, la regulación conductual y emocional, las primeras habilidades de juego o el establecimiento de relaciones sociales satisfactorias.
La Atención Temprana se lleva a cabo por parte de un equipo interdisciplinar en el que participan diferentes perfiles profesionales mediante una intervención global y coordinada mediante los siguientes programas y tratamientos:
La Atención Temprana se convierte así en una intervención integral e interdisciplinar que incide sobre el niño o niña, la familia y el entorno para facilitar un desarrollo óptimo que mejore su calidad de vida.
La Atención Temprana se sustenta en una serie de principios fundamentales que guían todas las intervenciones:
La aplicación conjunta de estos principios configura el marco metodológico idóneo para llevar a cabo una Atención Temprana de calidad, basada en las mejores prácticas y la evidencia científica disponible, que busque optimizar el proceso de desarrollo infantil.
La Atención Temprana es una disciplina que ha experimentado un gran desarrollo en las últimas décadas, convirtiéndose en un elemento clave de las políticas educativas, sanitarias y sociales de la mayoría de países desarrollados.
Organizaciones internacionales de referencia como la Organización Mundial de la Salud (OMS), UNICEF, el Banco Mundial o la OCDE inciden una y otra vez en la importancia de impulsar sistemas integrales de Atención Temprana que permitan una detección e intervención precoz antes de los seis años de edad.
A nivel legislativo, la Atención Temprana está reconocida como un derecho en la Convención de la ONU sobre los Derechos del Niño ratificada ya por 196 países.
En diferentes regiones del mundo existen ya amplias y consolidadas redes públicas de centros y servicios que posibilitan la Atención Temprana universal. Es el caso por ejemplo del Programa Te Whāriki de Nueva Zelanda, el programa nacional Sure Start de Reino Unido o los centros Infant Toddler Services en Australia.
No obstante, aún existe una importante variabilidad entre países en la calidad de las políticas de Atención Temprana. También persisten brechas significativas en el acceso a estos servicios, especialmente en las familias más vulnerables.
Los profesionales de la Atención Temprana tienen ante sí varios retos fundamentales de cara al futuro:
La Atención Temprana está llamada a jugar un papel cada vez más relevante en el desarrollo integral de los niños y niñas, convirtiéndose en una prioridad dentro de las políticas de salud, educación y bienestar social dirigidas a la infancia.
Garantizar el acceso universal a unos servicios de Atención Temprana de calidad que operen bajo estándares profesionales contrastados debe ser uno de los objetivos irrenunciables de cualquier sociedad que se considere socialmente justa y comprometida con los derechos de la infancia.
Para garantizar que todos los niños y niñas puedan ejercer su derecho a la Atención Temprana, los gobiernos deben asegurar la existencia de sistemas y servicios adecuados de detección e intervención temprana.
Dado que la Atención Temprana incide muy positivamente en el desarrollo cerebral en los primeros años, se trata de una inversión altamente rentable para el futuro, con unos claros beneficios sociales y económicos a medio y largo plazo.
Existe evidencia consistente del retorno positivo de cada euro invertido en servicios de Atención Temprana de calidad, tanto por los menores costes futuros en educación especial, sanidad o dependencia, como por el aumento de productividad laboral futura de niños que, gracias a la intervención temprana, podrán integrarse plenamente en la sociedad y acceder a puestos de trabajo ordinarios.
Además, la Atención Temprana tiene un componente ético irrenunciable derivado de los derechos de los niños reconocidos por la ONU en 1989. Todos los niños y niñas con discapacidad o trastornos en su desarrollo tiene pleno derecho a recibir cuidados especiales y una educación adaptada a sus necesidades que favorezca su integración social plena y su desarrollo personal.
Para poder trabajar como profesional cualificado en el campo de la Atención Temprana es fundamental obtener una sólida formación especializada de posgrado que proporcione los conocimientos y habilidades necesarios para desempeñar esta labor tan relevante y delicada.
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