En nuestro anterior entrada ofrecimos una serie de pinceladas sobre la aproximación al concepto de resiliencia, así como en relación a las características que definen a una persona resiliente.
A partir de esta información, hoy vamos a tratar de profundizar en aquellos elementos que son claves para el desarrollo y refuerzo de la resiliencia durante la niñez y la adolescencia, al tratarse de las etapas críticas para la adquisición de esta fascinante cualidad humana.
- La importancia del apoyo emocional; es esencial que el menor tenga siempre presente que cuenta con personas en las que puede confiar y que apoyan sus actuaciones, para que se pueda enfrentar a las situaciones adversas con una mayor seguridad.
- Aprendizaje a partir de los “no éxitos”; el apoyo al que se refiere el punto anterior debe ser indirecto, es decir, es preciso apoyar sus decisiones y contribuir a sacar una lectura positiva de los resultados, pero nos estaremos equivocando si les rescatamos del problema a la menor dificultad. Si les dejamos decidir y equivocarse aprenderán a afrontar los problemas como retos, desarrollando estrategias de resolución propias y a controlar su estrés. En este sentido, es muy conveniente desterrar el término fracaso.
- Existencia de un clima de comunicación favorable; uno de los pilares básicos de la resiliencia es la reacción a los problemas desde la reflexión y la palabra, en lugar de mediante la acción impulsiva. Por ello, es muy conveniente la creación de un ambiente en el que impere la comunicación y en el que pueda aprender a comunicarse verbalmente con confianza.
- Desarrollo de su nivel de responsabilidad mediante la delegación de tareas; esta medida será de gran utilidad para que sean conscientes de que forman parte activa de una comunidad y tienen mucho que aportar. Así, aprenderán que no pueden evitar lo que ocurre en su entorno pero que si tienen capacidad para responder a estos cambios.
- Fomento del reconocimiento de las emociones y la libertad para que las sientan; de esta forma podrás mostrarle cómo experimentar y expresar dichas emociones desde una perspectiva positiva y constructiva. Es esencial en este sentido que no consideren la exteriorización de emociones como algo negativo que deben ocultar.
- Necesidad de que seas un ejemplo para ellos; el aprendizaje por imitación es uno de los aspectos con mayor relevancia en el desarrollo evolutivo, por lo que nuestra manera de actuar frente a las adversidades les marcará más que una infinidad de conversaciones sobre este tema.
- Contribución activa a que identifique y desarrolle sus puntos fuertes; ya que sobre estos se asentarán las bases de su personalidad, fomentando la confianza en si mismos y el incremento de la autoestima.
- Desarrollo de una educación desde el optimismo; este cambio de perspectiva es fundamental para que puedan descubrir las cosas buenas que les ofrece cada día y percibir el lado positivo que se esconde detrás de cualquier problema.