Como comentamos en nuestra anterior entrada, bajo el título “Introducción al desarrollo evolutivo en la infancia y la adolescencia”, a lo largo de este y los próximos artículos que se publicarán en este blog, desde el Instituto de Altos Estudios Especializados SERCA vamos a llevar a cabo un repaso de los aspectos más relevantes del desarrollo evolutivo del menor, contemplando, a modo orientativo, tres etapas.
Comenzando por la etapa comprendida entre los 3 y 6 años de edad, este periodo se caracteriza por la experimentación de una serie de cambios fundamentales para su desarrollo, ya que será cuando domine adecuadamente su realidad familiar y comience a tomar conciencia de la existencia de un mundo exterior.
Este descubrimiento tendrá como principal consecuencia la colisión entre lo que podríamos denominar ‘principio del placer’, o búsqueda del bienestar a través de la satisfacción de necesidades, y el ‘principio de realidad’, lo que provocará una resistencia inicial del niño pero que, generalmente, culminará con su adaptación a las normas de convivencia establecidas y una superación del egocentrismo que define su existencia hasta los 3 años.
En consecuencia, es aquí donde el niño descubre la existencia real de otros semejantes, expandiendo su realidad más allá de los límites familiares.
También se trata de una etapa asociada a la existencia de miedos, principalmente asociados a la pérdida o separación y a ser dañado o atacado.
Pero el aspecto esencial del crecimiento evolutivo durante este periodo estará asociado al desarrollo del pensamiento intuitivo como elemento previo a la mentalidad lógica que se materializará en la siguiente etapa.
Además, el pensamiento del niño se fundamentará progresivamente en el lenguaje verbal, capacitándole para una mejor comunicación a través de una mayor claridad y coherencia.
No obstante, hay que ser conscientes de que esta capacidad de lenguaje no ha alcanzado todavía una dimensión social completa, ya que será muy frecuente la utilización de preconceptos, es decir, el empleo de palabras a partir de lo que significan para él, pudiendo no coincidir con la definición colectiva o normalizada del término.
Del mismo modo, esta es una etapa en la que va aprendiendo constantemente, casi de forma innata, nuevas habilidades, desarrollando su capacidad de pensar y creatividad a partir de su curiosidad por el entorno.
También es la etapa del ciclo evolutivo en la que comienza a despertarse el interés por el dibujo, así como por la lectura y la escritura, como actividades lúdicas y manifestación de sus necesidades expresivas.
Esto se debe a que el juego, además de constituir una actividad placentera, es indispensable para el desarrollo intelectual, afectivo, relacional y emocional de las personas durante este periodo.
A este ‘deseo de jugar’ contribuye activamente la adquisición paulatina de habilidades psicomotrices, ya que el cuerpo es un medio privilegiado para la expresión de sus emociones y estado de ánimo.