Como cada año, el día 21 de septiembre se conmemora el Día Mundial del Alzheimer (World Alzheimer’s Day), declarado por la Organización Mundial de la Salud.
En el año 1906 Alois Alzheimer describió por primera vez la enfermedad que más tarde llevaría su nombre. Más de cien años después todavía se está luchando contra el estigma asociado a la demencia y se siguen organizando campañas para conseguir mejores servicios y tratamientos para las personas con la enfermedad de Alzheimer así como para sus cuidadores.
Este día es aprovechado para dar a conocer la enfermedad y difundir información sobre la misma, así como el trabajo realizado por las entidades para mejorar la vida de las personas afectadas por el alzheimer y su entorno. Una patología que afecta ya en España a unas 400.000 personas según el Ministerio de Sanidad. Algunos estudios señalan que de seguir la progresión actual, los pacientes con alzheimer ascenderán a 660.000 en el año 2030.
La enfermedad de Alzheimer conlleva un deterioro cognitivo que afecta al desempeño de las actividades de la vida diaria ya que se alteran funciones mentales como la memoria, el lenguaje o el razonamiento. Una de las consecuencias del Alzheimer es que se produce un deterioro funcional por el que la persona afectada va perdiendo progresivamente la capacidad de llevar a cabo actividades cotidianas de manera autónoma, y dependiendo, cada vez en mayor medida, de terceras personas, particularmente de su cuidador principal. La dependencia que genera la enfermedad de Alzheimer afecta no sólo al enfermo, sino también a su entorno más cercano, sus familias y sus cuidadores.