La Atención a la Diversidad es una de las áreas que más se ha desarrollado y evolucionado dentro de la Educación. Podemos sospechar, y con bastante acierto, que los problemas de aprendizaje siempre se han encontrado presentes, la diferencia radica en que, actualmente, la atención con la que se atiende a ellas no es segregadora sino por el contrario, integradora y de atención preferente.
De acuerdo con la normativa educativa actual, las dificultades de aprendizaje se conceptualizan como aquellos desórdenes en los procesos cognitivos instrumentales que se relacionan con los procesos de adquisición y desarrollo del aprendizaje, los cuales obstaculizan las actividades y el desempeño funcional diario, así como el rendimiento escolar. Estas dificultades no se explican mejor ni son el resultado de discapacidad, de trastorno emocional grave o de falta de estimulación u oportunidades de desarrollo. El alumnado que presente estas necesidades es susceptible de necesitar una atención educativa diferente a la ordinaria durante un periodo determinado o a lo largo de toda la escolarización.
La atención educativa que recibe el alumnado con dificultades de aprendizaje engloba dos tipos de medidas de atención a la diversidad: primeramente, se aplicarían medidas de carácter general, sin modificar los elementos prescriptivos curriculares, y, por otro lado, medidas y atenciones más específicas.
La organización de la respuesta educativa general incluiría actuaciones a nivel de centro, de aula y de alumno: agrupamientos flexibles, desdoblamientos, metodologías activas e inclusivas, actividades de refuerzo, permanencia, etc. La atención educativa específica incluiría la modificación de los elementos curriculares a través de programas específicos o adaptaciones curriculares de acuerdo con las necesidades del alumnado.
El área de dificultades de aprendizaje se entiende como bastante amplia, por lo que se apuesta por una diversidad de recursos, métodos y técnicas diferentes de prevención, promoción e intervención psicopedagógica. Bajo un halo inclusivo y de personalización de la enseñanza, las atenciones educativas se han de adaptar a las peculiaridades y necesidades de cada estudiante, por lo que no son iguales las actuaciones docentes ante las dificultades de aprendizaje ya que éstas podrán compartir elementos similares, pero diferenciarse dependiendo de la necesidad detectada en el alumnado.
Los niños/as presentan una mayor dificultad en el acceso al proceso de enseñanza-aprendizaje con una predominancia de dificultades en la lectoescritura, en el cálculo matemático y en la comprensión y pronunciación del lenguaje. Actualmente, los trastornos de la lectura y la escritura son frecuentes en las aulas y, como elementos instrumentales básicos, desempeñan un papel fundamental en el posterior desarrollo del alumno. Por su relevancia, es indudable atenderlas cuanto se manifiesten los primeros indicios, por lo que a continuación se describen brevemente cada una de ellas.
Las dificultades de aprendizaje que se contemplan en la normativa actual son las siguientes:
Incluidos en esta categoría encontramos los siguientes rasgos predominantes que interfieren en el rendimiento académico:
-Dificultad en los procesos de decodificación fonológica
-Dificultad en el reconocimiento de palabras (fluidez y velocidad lectora)
-Retraso lector
-Posible presencia de problemas de escritura.
La disgrafía integra las siguientes dificultades:
-Dificultad en el procesamiento fonológico
-Dificultad en la exactitud de la escritura, asociaciones fonema-grafema, sintaxis y composición
-Retraso en la escritura
Se presenta un retraso en los aspectos y reglas ortográficas de la escritura, aplicándola de manera arbitraria, aunque sin afectar a la grafía de la palabra.
Los alumnos con dificultades de aprendizaje presentan un bajo rendimiento en los procesos del cálculo: adición, sustracción, multiplicación y división. Además, también puede acompañarse de una dificultad en la comprensión de problemas verbales aritméticos.
Este alumnado presenta dificultad para acceder a los aprendizajes escolares que implican el uso de expresión oral, escrita y de comprensión, debido a un desfase significativo en los componentes del lenguaje: fonológico, morfosintáctico, semántico y pragmático.
El alumnado que integra esta dificultad presentará los siguientes rasgos definitorios:
-Cociente intelectual inferior (CI entre 70 y 80)
-Bajo rendimiento académico
-Lentitud en el proceso de adquisición de aprendizajes y/o habilidades
-Puede presentar problemas emocionales y adaptativos
Este alumnado presenta dificultades de aprendizaje cuando manifiesta un patrón persistente de falta de concentración y atención e impulsividad con o sin hiperactividad, afectando a los procesos de aprendizaje escolar, así como a su rendimiento y adaptación.
Además de aplicar las medidas educativas pertinentes desde una intervención psicopedagógica, será recomendable tener en cuenta el contexto del alumnado; contexto familiar, social y escolar; problemas psicológicos como estrés, ansiedad, autoestima, personalidad, etc.; o problemas físicos relacionados con dolor o alteraciones sensoriales. En el fenómeno de fracaso escolar se encuentran interrelacionadas múltiples esferas que, como profesionales de la educación, debemos considerar y atender para ofrecer una respuesta adaptada a las necesidades de nuestro alumnado, a todas ellas.
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