Hacia una mayor presencia de la iniciativa emprendedora en el aula

En el seno de la comunidad educativa se viene reclamando, cada vez con mayor fuerza, la introducción de materias relacionadas con el emprendimiento y la iniciativa emprendedora dentro de los contenidos curriculares de los planes educativos de Enseñanza Secundaria, como ya ocurre en una gran cantidad de módulos de Formación Profesional de Grado Superior.

Ya en el Consejo de Lisboa del año 2000, completada posteriormente en la Agenda de Oslo de 2006, la Unión Europea ponía de manifiesto la necesidad del fomento de la cultura emprendedora en la sociedad, “empezando por los jóvenes y desde la escuela”, como motor principal para el desarrollo de la innovación, la competitividad y el crecimiento, incluyendo el espíritu emprendedor como una nueva competencia básica, es decir, entre aquellas competencias necesarias a nivel general para vivir y trabajar en una sociedad basada en el conocimiento.

A través de la introducción de una asignatura relacionada con el emprendimiento dentro del aula, el alumnado estaría en disposición de adquirir una gran cantidad de competencias relacionadas directamente con el fomento de una iniciativa empresarial, como podrían ser, por citar algunas de ellas, la reflexión empresarial y concepción de ideas y estrategias de negocio, la capacidad de elaboración de un plan de empresa, la obtención de nociones para el desarrollo de tareas de organización y gestión empresarial, o la adquisición de habilidades relacionadas con la asignación de recursos, la negociación o la comercialización de productos y servicios.

Pero un aspecto que debemos considerar aún más esencial sería el importantísimo papel que el aprendizaje relacionado con el emprendimiento tiene para el fomento de atributos y competencias genéricas, dirigidas al enriquecimiento personal en cuanto a aspectos como los que se recogen a continuación:

  • Creatividad.
  • Trabajo en equipo.
  • Resolución de problemas.
  • Asunción de riesgos calculados y comportamiento frente a dichos riesgos.
  • Capacidades comunicativas.
  • Autoafirmación.
  • Liderazgo.
  • Pensamiento crítico.
  • Capacidad de negociación.
  • Desarrollo de la autonomía personal.
  • Gestión de proyectos.
  • Gestión del tiempo.
  • Utilización práctica de las Nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TICs).

Si bien en la actualidad la presencia de esta materia en el currículo de Educación Secundaria se reduce únicamente a comunidades pioneras como Castilla-La Mancha, es más que previsible que esta medida se extienda a medio plazo al resto de comunidades autónomas, donde la presencia de enseñanzas en este sentido se reduce a programas experimentales desarrollados a nivel individual y aislado por distintos centros educativos.

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