Durante los primeros años de vida de cada ser humano se generan los cimientos sobre los que se asentará su carácter y personalidad adulta, por lo que, en la medida en que se facilite al menor la gestión de sus emociones y relaciones interpersonales a lo largo de esta etapa, se fomentará una mayor capacidad para asumir riesgos en el futuro y aceptar los errores que pueda cometer, tomándolos como una valiosa experiencia de la que aprender y condicionar su comportamiento.
En este sentido, hay que tener en cuenta que nuestra capacidad para la asunción de riesgos y aceptación del error vendrá determinada por el desarrollo de una serie capacidades que pasamos a enumerar a continuación:
Autoestima: se puede definir como el sentimiento o concepto que tenemos sobre nosotros mismos y que está basada en nuestros sentimientos, sensaciones y experiencias sobre nuestra existencia.
Si atendemos a lo expuesto por el psicólogo y psicoterapeuta canadiense Nathaniel Branden, los pilares fundamentales sobre los que se establecerá la autoestima del individuo son las siguientes:
- Autoeficacia; se considera como la confianza en la capacidad propia de pensar, relacionada con los procesos para juzgar, elegir y decidir, así como para comprender los acontecimientos de la realidad que se encuentran dentro de nuestro entorno, en cuanto a intereses y necesidades.
- Autodignidad; se trata de la actitud del ser humano hacia su derecho a la vida, al éxito y a la felicidad, es decir, la predisposición propia de las personas hacia el logro, el respeto, la amistad y el amor.
Tolerancia a la frustración: este concepto implica la capacidad para enfrentarnos a nuestros problemas y limitaciones que se nos presentan a lo largo de la vida, a pesar de la insatisfacción que pueda provocarnos el incumplimiento de un deseo, proyecto o ilusiones.
Toma de decisiones: consiste en el proceso que se desarrolla para llevar a cabo una selección entre las distintas alternativas existentes para resolver las situaciones que se nos presentan en nuestra vida personal, familiar y profesional.
Aceptación del error: esta capacidad se basa en el reconocimiento de un resultado distinto del esperado, la búsqueda de la reparación de dicho resultado negativo y el aprendizaje para lograr en el futuro un mejor resultado.
Capacidad para hacer y recibir críticas: se trata de la capacidad necesaria para absorber la información procedente de las críticas realizadas por otras personas, diferenciando entre críticas constructivas y destructivas, así como para elaborar una opinión fundada hacia los comportamientos y acciones de los demás.