Después de haber tratado en entradas anteriores de este blog los principales trastornos alimentarios presentes en nuestra sociedad, desde el Instituto de Altos Estudios Especializados SERCA queremos finalizar esta serie realizando, tanto en este artículo como en el que se publicará a continuación, un repaso de aquellos otros trastornos que, a pesar de no gozar de la misma entidad y conocimiento por parte de la población, tienen una consideración suficiente como para tener un espacio destacado en este blog, como es el caso del Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificado o TCANE.
El Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificado, que radica en aquel trastorno en el que se aprecian síntomas relacionados con la conducta alimentaria, como disminuciones acentuadas de peso, distorsión psicológica de la imagen corporal o restricciones en la ingesta de diversos alimentos, pero en el que no se percibe, en el caso de las personas afectadas de sexo femenino, la ausencia de menstruación de forma prolongada o amenorrea.
Del mismo modo, también se puede considerar la existencia de un Trastorno de la Conducta Alimentaria No Especificado en aquellos casos en los que una persona presenta comportamientos propios de alguno de los trastornos comentados en anteriores artículos, como la realización de atracones y purgas, pero con una frecuencia de realización baja o claramente irregular.
Antes la detección de alguna de estas conductas se deberá estudiar cada caso de forma específica y establecer el tratamiento más adecuado de forma individualizada.
No obstante, teniendo siempre en cuenta los factores detectados en relación al trastorno de la conducta alimentaria y las características personales de cada persona, se pueden establecer una serie de medidas generales asociadas al tratamiento de cualquier trastorno alimentario, que recogemos a continuación:
- Recuperación y normalización del estado nutricional y el peso de la persona afectada por el trastorno alimentario.
- Tratamiento de las complicaciones físicas aparecidas como consecuencia de una conducta alimentaria inadecuada.
- Desarrollo de acciones educativas en el ámbito nutricional, para el aprendizaje e incorporación de hábitos de alimentación saludables en la persona afectada por el trastorno y su entorno.
- Actuación multidisciplinar sobre aquellos aspectos psicológicos relacionados con el trastorno de la conducta alimentaria.
- Establecimiento de las medidas necesarias para el desarrollo de un adecuado apoyo familiar, mediante el asesoramiento y acompañamiento a la familia del paciente en aquellos caso en los que se considere necesario.
- Prevención y anticipación a todos aquellos riesgos que pueden ocasionar una recaída en el futuro.