¿Cómo nos afectan psicológicamente las supersticiones?

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¿Eres de los que piensan el color amarillo da mala suerte? ¿Te horroriza que se te cruce un gato negro? Confirmamos. Eres un poco supersticioso.

Las supersticiones están en el día a día de muchas personas, llegando a influir incluso en muchas de nuestras decisiones.

Pero… ¿por qué nos afectan tanto las supersticiones? ¿Cómo surgen? Hoy, en Instituto Serca, hablamos sobre qué son y cómo afectan psicológicamente en nuestra vida. ¡Adelante!

¿Qué es una superstición?

Las supersticiones son creencias irracionales según las cuales se considera que un determinado comportamiento, influye de alguna manera en la vida de una persona.

Decimos que son creencias irracionales, porque no existe ninguna evidencia de que esto sea así.

Existen tanto negativas, como aquellas que están asociadas a la “buena suerte”, como por ejemplo, los tréboles de cuatro hojas, cruzar los dedos, tirar monedas a una fuente o pedir deseos cuando se cae una pestaña.

Hay muchísimas supersticiones. De hecho, cada cultura tiene las suya e incluso cada persona puede desarrollar las suyas propias. Y es que, a veces, psicológicamente, las supersticiones nos aportan una sensación de control en situaciones en las que, supuestamente, no lo tenemos, llegando incluso a reducirnos la ansiedad.

El origen del concepto de superstición tiene que ver con un fenómeno muy importante en psicología llamado Condicionamiento Operante, que fue mencionado por primera vez por B.F. Skinner. ¡Vamos a indagar un poquito más en esto!

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Origen de la psicología de la superstición: El Condicionamiento Operante

Como acabamos de comentar, la teoría que fundamenta a la psicología de la superstición, es el llamado Condicionamiento Operante, de B.F. Skinner.

Skinner llevó a cabo un experimento trabajando con palomas. Este consistía en que, las palomas conseguían comida a través de un mecanismo en las jaulas, que tenían que activar ellas mismas. Así, poco a poco, aprendieron que esa acción les daba comida, por lo que lo ponían en práctica cuando tenían hambre.

Posteriormente, el sistema cambió. Las palomas tenían que ejecutar movimientos concretos para recibir la comida, como por ejemplo mover la cabeza. Esto hizo que las palomas, crearan “conductas supersticiosas” basadas en movimientos, con la intención de conseguir el alimento.

De esta manera, se hace creer a la paloma que es el movimiento de cabeza el que causa la aparición de comida.

Si no te has enterado muy bien… ¡échale un vistazo a este vídeo!

¿Y cómo se aplica en seres humanos?

Este experimento del que acabamos de hablar, se aplica de manera muy similar en las personas. Y es que, una persona, puede asociar algo que le pasa, ya sea positivo o negativo, con una conducta en concreto.

Veamos un ejemplo: Si vamos a un examen con una pulsera concreta y nos sale súper bien, probablemente vayamos a los siguientes exámenes con la misma pulsera para volver a tener éxito.

De manera negativa, podemos pensar en el caso del gato negro que se nos cruza. A partir de ese momento, prestamos más atención a todo lo negativo que nos ocurre, ignorando lo positivo. Esto hace que se refuerce nuestra hipótesis y que creamos que la superstición sea cierta. A este fenómeno lo llamamos Sesgo de Confirmación.

Pero… ¿por qué somos supersticiosos?

Cuando nos enfrentamos a situaciones nuevas e incontrolables, donde estamos nerviosos, las personas podemos encontrarnos indefensas, por lo que queremos tenerlo todo bajo control.

Y es que, como hemos comentado antes, ser supersticioso está muy relacionado con la sensación de control. Que una persona sea temerosa y haya conseguido algún beneficio o evitar algo malo, tras guiarse por alguna superstición, hace que siga guiándose por ellas, ya que le da más tranquilidad.

Tres razones por las que las personas son supersticiosas:

1. Pretender tener el control sobre situaciones inciertas.

2. Atenuar los sentimientos de sentirse indefenso e inseguro.

3. Les resulta más fácil que enfrentarse a sus miedos confiando en sus propias habilidades.

3 razones por las que somos supersticiosos

Ser supersticioso, no es malo en sí. De hecho, por una parte, existe un beneficio psicológico, ya que tener la sensación de control sobre distintas situaciones, nos genera una sensación de alivio.

Pero, como en todo, puede ser un problema cuando llega a ciertos niveles, llegándose a convertir en un trastorno obsesivo-compulsivo. Imagínate depender de un amuleto hasta el punto de no sentirte seguro sin él y no poder salir a la calle ya que crees que no eres capaz de hacer nada sin él.

Además, las supersticiones hacen que confiemos menos en nosotros mismos, pudiendo bajar nuestro rendimiento en caso de no haber realizado determinados rituales. Nos infravaloramos, nos quitamos mérito y se lo damos a algo que en realidad no lo tiene.

¿Qué ocurre entonces? Al sentirnos más inseguros, se elevan los niveles de ansiedad, provocándonos síntomas como nerviosismo, sensación de pánico, aumento del ritmo cardiaco, sudoración o incluso temblores.

¿Cómo ayudar a evitar la conducta supersticiosa?

La mejor manera de evitar ser una persona supersticiosa es entrenando nuestra mente y enfrentándonos a la realidad.

Por ejemplo, exponerse a situaciones en las que nos sintamos indefensos sin nuestros amuletos de la suerte, hace que luchemos contra la ansiedad que esto nos genera. Y es que, al final, las supersticiones son creencias, no hay una base científica que las respalde. Así que, si alguna conducta basada en algún tipo de superstición te está generando ansiedad, te recomendamos que:

  1. Tomes el control de tu vida. Deja de crear en la mala suerte y confía más en ti mismo. Tú mismo puedes evitar las situaciones difíciles.
  2. Seas decisivo. Deja atrás la indecisión y toma la iniciativa. No dudes y actúa.
  3. Te enfrentes a tus miedos. Todo lo malo que te ocurre, lo achacas a la mala suerte, y eso no es así. No te dejes llevar por amenazas o inseguridades. No todo puede estar bajo tu control.
  4. Controles tu ansiedad. Olvida las supersticiones. Al principio puede ser complicado pero, si no llevar tu amuleto de la suerte a un examen te pone nervioso, relájate a través de la respiración o el Mindfulness para controlar la ansiedad.

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Conclusión

Las supersticiones son creencias que no están contrastadas científicamente. En la mayoría de los casos, las personas somos conscientes de que son irracionales, y no nos afectan a nuestro día a día.

Pero, en los casos de mayor gravedad, donde nos vemos atrapados por estas, llegando incluso a la obsesión, se puede requerir apoyo psicológico especializado, que ayudará a la persona a valorar qué factores internos y externos pueden haber originado este comportamiento supersticioso y que le ayude a elaborar un plan para liberarse de la ansiedad que le genera no tener control sobre su vida.

Y tú, ¿eres supersticioso?

 

Ángela Casternao

Graduada en Comunicación Audiovisual y especialista en Marketing Digital, Ángela es redactora en el blog de Instituto Serca.

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